Patrimonio arqueológico



PEÑALLANA: PRIMEROS POBLADORES

 En Peñallana, extenso paraje donde se ubica la parcela de Viña Concepción, hay restos arqueológicos que nos dan noticia de los primeros pobladores de esta serranía: megalitos rituales de entre cinco y seis mil años de antigüedad (Calcolítico o Edad del Cobre), con presencia también de la cultura del Algar[1] (entre 1800 y 1500 años a. de C.), así como sepulturas antropomorfas de la Alta Edad Media.
Estas huellas del pasado remoto son frecuentes asimismo en otros lugares de la Sierra de Andújar, como La Alcaparrosa, La Centenera, Escoriales o Cabezaparda.
 
Megalito número 1 hacia levante
Los megalitos que aparecen en las imágenes son grandes rocas de más de una tonelada talladas con un fin simbólico y ritual, y que, a veces, contienen grabados –aunque no parece ser este el caso-. Su antigüedad se remonta al cuarto milenio antes de Cristo. Estas formaciones aparecen en todo el sur de la Península (especialmente en el Alentejo), y constituyen el  resultado de la sedentarización de los grupos humanos en zonas ricas en agua. 
El arroyo de La Parrilla, que aún circula por la cañada que bordea la finca, debía de tener entonces mayor caudal que el actual, dada la progresiva disminución de la pluviometría y la explotación de los acuíferos.
Megalito 2
Así, en dirección noroeste encontramos tres grandes rocas, dispuestas en línea recta. La más alejada de la casa (a ochenta metros en dirección norte) está apoyada sobre una plataforma de granito ligeramente elevada (megalito 1). Su forma evoca un corazón: no en vano nuestro padre la bautizó hace muchos años como “Piedra de los corazones”. Erigida hacia la salida del sol, se ubica en un cerrete asomado al valle del arroyo de La Parrilla. En su parte superior, posee un hueco ritual por lo que se trataría de un ara. Si, desde este punto, nos dirigimos hacia el oeste, nos encontramos con dos megalitos más (2 y 3), ambos con formas caprichosas y evocadoras. Entre ellos hay una separación de unos cuarenta metros.  El último, ya en la explanada noroeste de la casa, presenta una forma ovalada más regular. En su lateral, observamos una prominencia entre dos huecos. Hace años, en una remodelación del terreno, fue desplazada unos quince metros hacia el oeste, y seguramente, en su emplazamiento original, estaba erguida. En la misma meseta, hay otro conjunto interesante: una roca de pequeñas dimensiones con forma de prisma apoyado sobre una plataforma granítica circular. 
Megalito 3 hacia poniente
Los tres megalitos se alinean en dirección este-oeste: el extremo principal orientado hacia la salida del sol y el otro hacia el ocaso. Mucho tienen de mágico dólmenes, menhires y recintos megalíticos, y estrecha relación con los ciclos solares, la luna y las constelaciones. Sin saberlo, visitamos con curiosidad lugares donde ocurren fenómenos que condicionaron la vida espiritual de estos seres humanos, prodigios o sucesos "mágicos" relacionados con el movimiento de las estrellas, los ciclos lunares, los amaneceres y puestas de sol, o el magnetismo de la tierra; fenómenos naturales a los que, tal vez, eran más sensibles que nosotros. No parece existir mejor escenario para observar las estrellas que un lugar con megalitos como este[2].

Posteriormente, pequeños grupos familiares, pertenecientes a la cultura del Algar y dedicados a la minería y al pastoreo, se asientan en estos parajes donde hubo minas de plata y cobre –como las de Escoriales y El Centenillo, esta última en explotación hasta 1963-. Durante esta época, el rito funerario dejó de ser colectivo y se convirtió en individual con sepulturas de inhumación en cistas o en cajas de piedra, o bien en grandes vasijas o tinajas, que a menudo se hallan en el subsuelo de sus propias viviendas –como sucede en el yacimiento de Castellón Alto, en Galera (Granada)-.
Sepulcros antropomorfos de origen medieval
Las sepulturas antropomorfas próximas a Viña Concepción, datan de la Alta Edad Media (entre los siglos VI y X de nuestra era). Son frecuentes los pequeños grupos de sepulturas (entre dos y cinco) excavadas en grandes bloques graníticos. Este tipo de enterramientos pertenecían a familias que los usaron a lo largo de varias generaciones. Suelen estar orientados hacia el mediodía (lo que descarta su origen musulmán, siendo más bien visigótico o bien mozárabe), y pueden poseer forma trapezoidal, con una clara distinción entre la cabecera –más ancha- y los pies; o bien  antropomorfa, con la silueta del cuerpo claramente dibujada. 
Algunas tienen un pequeño orificio en su parte derecha, que estaba destinado a ofrendas o a la realización de libaciones. En él vertían vino, aceite, miel o leche con fines rituales.

Alcubilla en el arroyo de 
La Parrilla

El arroyo de La Parrilla discurre por una cañada real de origen medieval. En ella, encontramos una pequeña alcubilla construida en piedra de granito y ladrillo macizo en buen estado de conservación. Destinada a proporcionar agua a pastores y ganados, se abastece por un pequeño manantial.

     Durante nuestra niñez, estos restos arqueológicos fueron objetos frecuentes de nuestros juegos. Lo que nuestra fértil imaginación infantil denominaba ‘torres de control’ (una de ellas situada a unos doscientos metros de la casa en dirección noroeste, y otra a una distancia similar en dirección suroeste), tal vez sean también construcciones megalíticas rituales.
             Pero de eso hablaremos ya en otra ocasión...



[1] En la Edad del Bronce, la cultura de El Algar (Almería) se constituye en un potente foco de irradiación de la metalurgia. A partir de su sede almeriense, se extendió por otras provincias, llegando por el cauce del Guadiana Menor, a tierras jiennenses. Eran grandes prospectores de metales, sobre todo del cobre. (J.Cruz Utrerra, Arqueología de Andújar, 1990).
[2] http://ciudad-dormida.blogspot.com.es/2016/01/dolmenes-y-menhires-del-alentejo-un.html

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