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La berrea en un lugar mágico
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Foto: Antonio de Haro |
Tras los rigores del
verano, en un período variable que, dependiendo de la temperatura y
las lluvias, se extiende entre los primeros días de septiembre y los
últimos de octubre, sobreviene el celo a los ciervos. Los
majestuosos bramidos de los machos, que preceden a los secos golpes
del entrechocar de sus cornamentas, se escuchan entonces en los
dulces atardeceres otoñales de este paraje.
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Foto: Antonio de Haro |
La cañada real que
bordea la parcela de Viña Concepción linda con dos extensas fincas
dedicadas a la cría de ciervos y otros ungulados: la Dehesilla de
Rojas y El Horcajuelo. Tal circunstancia hace posible que la berrea
de los ciervos pueda oírse desde la misma casa. A pocos minutos a
pie de la Viña, avanzando por la carretera de la Parrilla, que
separa las citadas fincas, podemos contemplar en vivo el espectáculo
de la noble lucha de los venados y su cortejo a las hembras. Miden
así sus fuerzas de cara al apareamiento.
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